martes, 23 de agosto de 2016

UN CAMBIO RADICAL DE SU STATUS SOCIAL



Por coincidencias históricas, las revoluciones de Haití y de Cuba triunfaron un primero de enero: la primera en 1804 y la cubana en 1959.

Ambas sentaron un precedente en el hemisferio occidental: la haitiana, la primera revolución triunfante de esclavos negros, la cubana, la otra en la pionera en convertir en libre su territorio en América Latina e iniciar la construcción de una sociedad socialista.

La Revolución triunfante del Primero de enero del 1959 vino a detener circunstancialmente esta emigración y -cambiar radicalmente- el panorama del haitiano y sus descendientes en Cuba, conjuntamente con las transformaciones políticas, económicas y sociales que propició la llegada al poder del movimiento revolucionario encabezado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.

Los haitianos y sus descendientes han recibido los mismos derechos y participan en el cumplimiento de las responsabilidades igual que el resto de los cubanos.

Han accedido a la educación y se han formado en numerosas profesiones y especialidades; han tenido la protección a su salud y a sus vidas; han recibido la oportunidad a un trabajo decoroso, a obtener sus honrados ingresos; han participado en las elecciones y han resultado elegidos; se han destacado en el deporte, en las ciencias, en la cultura y las artes, en la economía, en la defensa y en múltiples esferas.

La Revolución hizo hombres libres e iguales a todos los trabajadores del país, a los 26 000 braceros de origen antillano (jamaicanos, haitianos y otros), que durante años laboraron en cañaverales y cafetales en condiciones de explotación, cuando se promulgó en octubre de 1967 la Resolución 202 mediante la cual se les ofrecía una prestación a largo plazo no menor de 40.00 pesos, y que, a partir del 1 de enero de 1969, se elevó a 60.00 pesos.

Son protagonistas en la historia y en la cultura de la nación cubana, y al igual que el resto del pueblo, están librando las batallas actuales de la isla por la defensa y el triunfo definitivo de la justicia y de la razón.

La idiosincrasia, las creencias y conductas sociales, económicas, religiosas, culturales, artísticas, hábitos alimentarios, remedios para la salud y otras del haitiano se han engarzado en el entramado de esta nación antillana.


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