La dimensión cultural del elemento haitiano dentro del desarrollo de la
nacionalidad cubana está aún por caracterizar en su justo alcance y en todos
sus aspectos.
Entendida como modo de ser y de hacer y no solo la acumulación y manifestación de conocimientos estéticos y artísticos, la cultura haitiana ha tenido un rol en el proceso de transculturación que de diversa naturaleza se ha originado en Cuba.
Es parte integrante de ese gran “ajiaco” cultural y formador del pueblo cubano.
Entendida como modo de ser y de hacer y no solo la acumulación y manifestación de conocimientos estéticos y artísticos, la cultura haitiana ha tenido un rol en el proceso de transculturación que de diversa naturaleza se ha originado en Cuba.
Es parte integrante de ese gran “ajiaco” cultural y formador del pueblo cubano.
De la etapa precolombina los propios colonizadores
españoles se encargaron de arrasar a la población residente y que provenía de
la región conocida hasta entonces como Haití, por lo que no pudiera afirmarse
de una prevalencia cultural de aquellos aborígenes.
El aporte del haitiano a la integral formación cultural cubana se manifiesta con mayor fuerza desde la llegada e inserción en la vida de la colonia española del siglo XVIII de los fugitivos franco-haitianos con sus dotaciones de esclavos, en la etapa dela
Revolución de Haití, y pasa por los restantes componentes de
la inmigración desde aquella región durante los siglos siguientes.
El aporte del haitiano a la integral formación cultural cubana se manifiesta con mayor fuerza desde la llegada e inserción en la vida de la colonia española del siglo XVIII de los fugitivos franco-haitianos con sus dotaciones de esclavos, en la etapa de
A través de los años se han ido sedimentando en la
realidad cubana los elementos y valores de toda naturaleza provenientes de los
haitianos, convirtiéndose en parte inseparable del desarrollo integral de toda
la sociedad.
El haitiano, centro de ese intercambio en tanto objeto
y sujeto del proceso mutuo de influencia cultural, ha tenido en diversas etapas
comportamientos de defensa de sus hábitos, costumbres, creencias, etc., ante la
agresión, sojuzgamiento y discriminación sistemática a que estuvo sometido
durante años por los otros integrantes de la sociedad hasta el triunfo de la Revolución cubana
Aún cuando los haitianos autóctonos mantuvieron una
tendencia hacia una forma de vivir abroquelada, defensiva, autoformadora,
encerrada en sí misma respecto al resto de la sociedad, no fueron ellos, ni
sobre todos sus descendientes, totalmente ajenos a la asimilación creativa de
la realidad circundante, de los avances de economía, la ciencia, la tecnología,
la cultura, en fin, del desarrollo de la sociedad cubana.
Así ha transcurrido la preservación y afirmación de su identidad cultural,
de sus hábitos sociales y actitudes individuales, que conforman hoy día el
estilo de vida y de trabajo, las manifestaciones de su participación activa en
la vida cultural del país.
La preservación de la diversidad cultural se logra, como es política en
Cuba, mediante el respeto a las identidades culturales. En su respuesta a la Oficina del Alto
Comisionado de la ONU
sobre la Resolución
2004/20, el país enfatizó sus principios en aras de la promoción de las
identidades culturales de todos y del respeto por las diversas identidades
culturales.
La cultura es considerada aquí como medio de acceso a una existencia
intelectual, afectiva, moral y espiritual mas elevada.
El haitiano en Cuba ha accionado por rescatar y mantener vivas sus
costumbres y tradiciones, el folclor y su identidad étnica en las actuales y
futuras generaciones de sus descendientes.
La divulgación sobre la historia de Haití, sus creencias, sus ritos, sus
canciones, sus danzas y otras riquezas de su cultura han estado al lado de la
transmisión de su educación familiar y del respeto a los mayores como una
cotidiana necesidad en el seno de la comunidad de haitianos y sus descendientes
en la isla.
Contribuir a la preservación, diseminación y continuidad de los valores
culturales de esta población caribeña y sus descendientes en el contexto cubano
se convierte entonces en una práctica a mantener de una manera consecuente.
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