jueves, 25 de agosto de 2016

DISCRIMINADOS Y REPATRIADOS


La situación de esta etnia la ubicaba durante años en el escalón social más bajo, sujeta a los disímiles prejuicios por su condición económica, por el color de su piel, por el no dominio completo del español y por otros factores vinculados a las zonas donde se radicaron (oriente y sur del país, fundamentalmente, en áreas cañeras, cafetaleras y otras).

Permanecían los vestigios de discriminación contra la población desposeída, residuos de los desiguales procesos económicos de la época colonial, provenientes fundamentalmente de la explotación del trabajo esclavo, que hacían que la población de piel oscura, los pardos y mestizos, fueran constantemente discriminados socialmente.

Para ellos estaban destinadas las faenas más peligrosas, agudas, rudas y consideradas denigrantes para todo ciudadano pudiente. Así, mantenían los trabajos artesanales tradicionales en tiempos de la colonia.

A los negros que habían llegado a tener un pedazo de terreno se les quitó paulatinamente.

Esa era la política implantada por la burguesía del patio y por el capital financiero norteamericano, quienes incluso incentivaban la separación de la población según su origen étnico o característica de nacionalidad.

Este panorama no cambió en nada a favor de la población negra cubana con el término de la guerra y la supuesta instauración de la independencia en 1902. Desde la primera magistratura de cubanos al frente de la República no sólo se mantuvo el racismo y la discriminación por el color oscuro de la piel, sino que fue elevado con los nuevos designios trasladados a Cuba por los elementos racistas del sur norteamericano, dominantes en la isla.

El ciudadano cubano de por sí era considerado de menor categoría en su propio país dominado por los intereses extranjeros imperantes en toda la nación, pero el cubano negro era, a su vez, de menor consideración que el cubano blanco.

Le estuvo vedado al negro ingresar en el ejército y en la policía desde su formación en la república y a acceder a los puestos o servicios públicos  en oficinas y otros lugares, al ejercicio de la diplomacia, restringido ingresar en las carreras jurídicas y universitarias, no se le permitía el ingreso en las escuelas  privadas en general,  y en las de carácter religiosas, llegándose al extremo en los oficios en las iglesias de fijar separadamente  un día para el ayuno para los blancos y otro día para los negros.

En el movimiento sindical las asociaciones dominadas por los anarquistas de origen español los trabajadores negros no sólo no eran admitidos como miembros, sino que se estimuló una actitud de rechazo contra los inmigrantes, sobre todo, contra los antillanos, en su inmensa mayoría negros.

Los negocios y otros locales con dominio del capital norteamericano como tiendas de ropa, los ferrocarriles, joyerías o el simple servicio en establecimientos gastronómicos tenían restringido el empleo a personal de piel oscura.

Sufría la vejación de no poder pasear como los blancos por los mismos lugares en los parques y las playas, o asistir a determinados teatros y funciones, hoteles o asociaciones  de recreación.

Todo este panorama discriminatorio contra la población negra cubana lo sufrió el haitiano llegado a la isla para desempeñarse como bracero en la zafra azucarera.  El estuvo bajo el influjo de actitudes de exclusión y represión social de todo tipo no sólo por el color de su piel oscura, sino también por no hablar bien el idioma español, venir a pujar por las pocas oportunidades de trabajo y por ser extranjero.

Los inmigrantes antillanos fueron rechazados por la oficialidad de turno en la medida en que se acercó la etapa de crisis económica mundial.

En 1921 el presidente Alfredo Zayas firmó el Decreto 1404 mediante el cual se exigía el reembarque de los braceros antillanos.

Al Congreso cubano fueron presentados diversos proyectos de leyes contra la inmigración, con el fin de limitarla o suspenderla.

Los potentados azucareros no tan solo se opusieron a esta salida de la mano de obra barata, sino que estimularon la existencia de los inmigrantes ilegales en el país.

En tanto se evidenció una enorme reducción en los inmigrantes que arribaron al país en 1922, esto cambió en 1923 y siguientes años hasta el 1928.

Bajo acuerdo con sus respectivos gobiernos, la administración cubana realizó la repatriación de 15 600 antillanos en 1928, la mayoría haitianos, 2 100 salieron por su propia voluntad.

La crisis económica capitalista mundial de 1929 agudizó la situación.

Fueron implantados férreos controles sobre la población extranjera que arribaba y la residente en el país, y a los antillanos en especial se les propinó un abusivo trato por parte de las autoridades.

En 1930 fue presentado un proyecto de Ley de Inmigración y Colonización mediante el cual se prohibía la entrada al país de antillanos y chinos, entre otros.

La entrada de inmigrantes prácticamente se paralizó en 1932.

Posteriormente se originarían entradas esporádicas de elementos haitianos en la isla, en su mayoría en forma clandestinas y otras legales como  viajantes como turistas y otros.

La situación política en Haití con la llegada al poder de Francoise Duvalier y posteriormente de su hijo Baby Doc insuflaría nueva dinámica a la llegada de haitianos a Cuba. Escapados del régimen de terror instaurado allá, o por sus labores como opositores al dictador, arribaron a Cuba durante años.

Tras la caída de la dictadura de los Duvalier se han producido éxodos hacia otros países, a veces de familias enteras, ante la precaria situación económica y social que vive Haití, ente ellos, los que han llegado a Cuba.

El mal tiempo y las no adecuadas condiciones de las embarcaciones han provocado recalas en las costas cubanas en solicitud de auxilio en provisiones y medicamentos.

La Cruz Roja Cubana estableció en Maisí, en el oriente cubano, un campamento para la atención de estos casos. Por este concepto, por ejemplo, en el año 2001 recalaron en costas cubanas y arribaron al país 877 haitianos, de ellos 69 niños, 160 mujeres y 648 Hombres y se repatriaron 110, que de forma voluntaria solicitaron regresar a su país.


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