Los aborígenes, presentes en la isla hacía más de cinco milenios, habían
desarrollado culturas de recolector-cazador y en primitivas comunidades
agrícolas, todo lo cual fue arrasado durante la conquista y colonización
española. Solo la hamaca y el tabaco sobrevivieron a tal desastre y pasaron
después a formar parte de la cultura cubana.
En el proceso histórico cubano a la isla
llegaron elementos representativos de culturas diversas por el permanente transito, intercambio y fusión de
pueblos que se produjo. Inicialmente por gallegos, canarios, andaluces, vascos
y otros de la península Ibérica, quienes arribaron a ella con sus modos y
lenguaje culturales iniciales reproductores de la metrópoli.
Luego, con una inmigración obligada por la trata de esclavos, llegarían los
negros africanos de Dahomey, el Congo, Guinea, Angola y otras regiones traídos
a ella durante cuatro siglos. Con su cultura africana, entrarían en un proceso de resistencia, de integración y de
mestizaje en el nuevo escenario donde les tocaba vivir.
La formación del elemento criollo, cada vez más diferenciado del origen
europeo, junto a negros y mulatos esclavizados o libres, iban caracterizando la
población en la isla.
Todo ello ayudaría a formar la cultura cubana, integrada, mestiza.
Las luchas por la independencia, desencadena en los periodos de 1868-1878 y
1879-1880, acrisolan la nacionalidad
cubana y culmina el proceso de formación
de los elementos culturales propios.
Carlos Manuel de Céspedes, al frente de las tropas
mambisas que liberaron la ciudad de Bayamo, proclamó la independencia y la
abolición de la esclavitud, iniciando un lago período de lucha nacional.
El 20 de octubre de 1868 se entonó por primera vez el
Himno Nacional, La Bayamesa ,
llamado así como repetición del significado que tuvo la Marsellesa para los
revolucionarios franceses, y como expresión de su carácter revolucionario y del
lugar en que nacía la rebeldía nacional.
Un músico cubano, el maestro Manuel Muñoz Cedeño, tuvo
a su cargo la orquestación de aquella marcha, y Perucho Figueredo escribió la
letra que, a coro con la música, se cantó por primera vez por todos los que
allí participaban.
A partir de ese instante, el Himno de Bayamo, junto
con la bandera de la estrella solitaria y el escudo de la palma real,
devendrían los tres símbolos nacionales y presidirían las luchas, a la vez que
constituían la conciencia cubana, expresión y símbolo más alto y genuino de la
cultura nacional.
El escenario cubano se vio invadido por nuevas corrientes filosóficas y
expresiones, con una expansión cultural nacional, con sus valores cada vez más
propios en la lucha contra uno y otro mal político y social.
La burguesía terrateniente criolla expresó los rasgos de una cultura
nacional en el pensamiento y la literatura.
Aparecen condiciones para su desarrollo como la imprenta, en 1720, una universidad medieval, escolástica, en
1728, el primer papel periódico, aparecido en 1790, y la primera biblioteca publica en 1797.
En la última década del siglo XVIII y primera del siglo XIX la cultura
logra un superior desarrollo, unido al crecimiento económico provocado por la
caña de azúcar y contradicciones colonia y la metrópoli.
La cultura, integrante de la nacionalidad cubana, se alimenta de ella y la
enriquece.
Logros del pensamiento y de la creación cubanos son el compositor Esteban
(Brindis) de Salas y los músicos José
White e Ignacio Cervantes, las manifestaciones en la música, en la danza y en
el teatro, con contenidos de canciones populares, obras teatrales, poemas,
literaturas y otras manifestaciones del arte y la cultura con incipientes
rasgos nacionales, los avances científicos y pedagógicos con Félix Varela, y los poemas a la nacionalidad cubana de José María
Heredia.
También del escritor Cirilo Villaverde, el poeta y dramaturgo José Jacinto
Milanés quienes muestran las nuevas corrientes independentistas y reafirman lo
de cubano.
José Martí y Pérez resume en é lo más elevado, continuador y representativo
de lo mejor de esta expresión patriótica cubana.
Con la intervención norteamericana desde 1898, Cuba verá frustrados largos
años de lucha independentista y se convertirá desde el 1902 en una neocolonia
yanqui.
Lo más genuino de la sociedad enfrentó esta situación y libró el combate
desde variado terrenos, teniendo en lo cultural su permanente campo de batalla.
Desde universitarios, intelectuales, obreros hasta los campesinos
desarrollaron la lucha por la dignidad nacional y antiimperialista desde sus
distintas posiciones.
Pensadores como Juan Marinello y Raúl Roa y se encargarían de exponer los
argumentos de esa batalla, así como
pintores como Rafael Blanco,
Eduardo Abela, Víctor Manuel García, Carlos Enríquez lo expresarían con su
arte; músicos como Amadeo Roldán y Alejandro García Catarla desarrollar; en
la poesía Manuel Navarro Luna y Regino Pedroso, narradores como Luis Felipe
Rodríguez y Onelio Jorge Cardoso; dramaturgos como José Antonio Ramos.
Nicolás Guillén y Alejo Carpentier concentrarían la creatividad expresiva
de la cultura cubana. Ambos tuvieron contactos muy cercanos con la realidad
haitiana.
“La historia de Haití
es, sin duda, de una grandeza impresionante: como que está hecha con la sangre
de un pueblo acostumbrado desde su nacimiento a luchar y morir por sus
derechos”, escribió Guillén.
“Pocos han luchado,
además, en la América ,
con tanto coraje como el haitiano, y con menos ayuda espiritual y material”,
expresaría en el Magazine de Hoy
del ocho de febrero de 1942.
Y, el 10 de julio de 1959, en el periódico Hoy señalaría: “¿Qué ocurriría en Haití en estos momentos? El
recuerdo de la isla cercana, que yo visité hace ya más de tres lustros, me
punza y lastima. Trujillo, Duvalier, Santo Domingo... A boca de jarro,
como un pistoletazo”.
El haitiano Jacques Roumain, uno de los más notables intelectuales del
Caribe y de América, sostuvo una estrecha amistad Nicolás Guillén. Visitó La Habana durante los años
1941 y 1942 y en ese período consolidó los lazos de amistad con el poeta
nacional.
“Sobre Jacques
Roumain”, en un artículo en el periódico
Hoy
el 25 de mayo de 1961 Guillén notifica que en Cuba se publicaba la
novela de Roumain, titulada: “Los gobernadores del rocío”.
El relata cómo
conoció en 1937 a
Jacques Roumain, en París, en ocasión de asistir ambos al Congreso por la Defensa de la Cultura , que tuvo
lugar en España que estaba en guerra
civil y a favor de la
República y contra el fascismo.
Hace una
caracterización ideológica de Roumain y de cómo el intercambio entre ambos le
permite conocer la situación política de Haití.
“Roumain fundó el
Instituto de Etnología de Haití y como etnólogo aportó enormes proyectos a la
consolidación de las antillas en el contexto de la cultura afro-antillana”.
“Yo le vi a Roumain
la última vez unos días antes de morir, -refiere- a su paso por la Habana. (...) Almorzó en
mi casa ‘algo que tuviera ñame’, como me pidió. Al partir puso en mis manos una
copia mecanografiada de la novela y una libreta en que había muchas hojas
manuscritas. ‘Son tus poemas’ me dijo”.
Entre sus “Elegías”
escritas entre 1948-1958 está la que tituló “Elegía a Jacques Roumain”.
Alejo Carpentier y Valmont (La Habana , 26 de diciembre de
1904 - París, 24 de abril de 1980), hijo de una profesora de idiomas rusa y un
arquitecto francés, trascendió en la literatura latinoamericana por su labor
como ensayista, novelista, musicólogo y periodista.
A partir de su visita a Haití en 1943, donde recorre
sitios históricos y monumentales del país como la fortaleza de La Ferrier y el Palacio de
Sans-Souci, escribe su novela El reino de este mundo.
La obra en cuestión se inspiró en el rey Henri
Chritophe y en su prólogo Carpentier expone su concepción sobre lo “real
maravilloso”.
La obra del antropólogo y etnógrafo Fernando Ortiz es uno de los mayores
esfuerzos intelectuales por comprender abarcadoramente la sociedad y la cultura
cubanas.
El triunfo revolucionario de 1959 daría un vuelco sustancial a todo este
panorama. Se le brindó atención intensa al progreso cultural de la nación,
desde las bases de su educación, la asimilación de las mejores tradiciones de
la cultura nacional y universal, creación de nuevos valores y seguimiento a lo
mejor del talento artístico local, provincial y nacional.
Son atendidas las necesidades culturales de la población, la formación de
personal apto para ello, la enseñanza artística, la conservación del patrimonio
cultural, y es estimulada la creación artística, la promoción de talentos jóvenes en el arte y en
la cultura y la investigación científica.
Las instituciones públicas y otras, las infraestructuras institucionales
destinadas a satisfacer las necesidades culturales, desarrollan un intenso
trabajo en aras de las artes plásticas, la danza, la literatura, la música, el
teatro, el cine, la danza, la gestión
editorial, las bibliotecas, la literatura
y la lingüística, los museos y los
monumentos, con una atención especial a los creadores, los promotores, los
especialistas, los docentes, los investigadores, los empresarios, los
productores y directivos de instituciones sociales y culturales, así como al
público en general,
Una función especial se desarrolla mediante las Casas de cultura y el
movimiento de aficionados, con lo cual se realiza el trabajo cultural en las
comunidades.
No hay comentarios:
Publicar un comentario