sábado, 26 de enero de 2019

   EL HAITIANO EN CUBA

  
Raimundo Guillermo Gómez Navia
 Resumen 
Con la propuesta del concepto Haitianidad en Cuba se alcanza una definición integral que, nacida como una idea abstracta, permite sintetizar en palabras y comprender las experiencias surgidas a partir de la interacción con una realidad humana, social. El término refiere el entendimiento de la observación en Cuba durante 30 años de un segmento de su población que, durante el ciclo de formación de la identidad de lo cubano, se ha insertado en ella.
Palabras clave: identidad, identidad cultural, haitiano, haitianidad, descendiente de haitiano, cubano.
Imagen de la presentaión pública de la primera y  única Cátedra Honorífica dedicada a esta etnia, el 25 de enero del 2018, en la Universidad de Ciego de Ávila Máximo Gómez.
Introducción 
Cuando el mundo avanza cada vez con mayor celeridad hacia un estado de homogenización y se produce opacidad a las culturas identitarias de los pueblos subordinados, sometidos a los poderes de la cultura occidental en los distintos campos del saber y quehacer humano, hay que destacar el valor de lo diverso en la formación de la cultura de cada país.
En el caso que nos ocupa, Cuba, es de una importancia esencial dentro de los estudios caribeños, una vez que la inmigración de pobladores de Haití hacia la Mayor de las Antillas fue de las más trascendentales a finales del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX.
Los acontecimientos y las características del proceso de esa inmigración constituyen un punto de partida para estudiar las formas en que se va plasmando e influye la identidad haitiana en el contexto socioeconómico de lo cubano, especialmente del pasado siglo XX y del presente siglo XXI. Pero ¿qué fundamentos confirman o no ese advenimiento, influjo, formación, existencia, actuación y reflejo de una Haitianidad en la cultura cubana?
 Un acercamiento al concepto de identidad 
 Para acercarnos al término de identidad es imprescindible destacar que un concepto es una unidad cognitiva de significado, una construcción mental que permite comprender las experiencias surgidas a partir de la interacción con el entorno y que, finalmente, se verbaliza. (Lenin, V. I. Materialismo y Empiriocriticismo, Editorial Mir, Moscú, 1964, pág. 153)
Un concepto se considera básico cuando a partir de él se pueden obtener otros conceptos y al dominar éste brinda una mayor facilidad para el estudio de los contenidos posteriores. Margarita Petronila Ceballo Rosales, investigadora y pedagoga, profesora Asistente de la Universidad de Ciencias Pedagógicas Pepito Tey de Las Tunas, define un concepto como “la relación de todos los aspectos descritos en la teoría del objeto identifica un aspecto del objeto, un nexo, una relación, un componente, algo que no ha sido estudiado suficientemente, y que asume como “Campo de acción” de la investigación” (Rosales, 2014).
Los conceptos fundamentales que se definen en este artículo son cultura, identidad y haitianidad. Esta última variable se mide a través de los indicadores que expresan los elementos de realidad, idealidad y de lo público, pues el concepto haitianidad en Cuba es para alcanzar una definición integral que, nacida como una idea abstracta, permita sintetizar en palabras y comprender las experiencias surgidas a partir de la interacción con una realidad humana, social.
Presupuestos para el estudio de la haitianidad en Cuba 
Un análisis de cómo se manifiesta esta haitianidad en Cuba desde el examen del concepto sintetiza la existencia y manifestación real, ideal y en el campo público de un ente sociodemográfico (el haitiano) en el transcurso del tiempo y desde la perspectiva histórica.
Dentro del gran “ajiaco” que definió el sabio Don Fernando Ortiz como formación de la integración étnica de la nación cubana, la migración intracaribeña ocupa un lugar destacado y, formando parte de la mayoría de ésta última, la de procedencia haitiana.
La inmigración haitiana en Cuba se remonta a antes de la llegada de Cristóbal Colón a la Isla, donde ya había en ella población procedente de Haití, región llamada así por los aborígenes porque, en la lengua arawak, significa “tierra de altas montañas”. El éxodo desde tierra haitiana hacia Cuba ha tenido, históricamente al menos cuatro momentos sustanciales:
a) de los aborígenes de aquella isla en su tránsito poblacional antes de 1492 y cuyos elementos fueron prácticamente arrasados por los conquistadores europeos;
b) los franco-haitianos que huyeron del proceso emancipador de la Revolución de esclavos, con sus revueltas desde 1789 y triunfante el primero de enero de 1804;
c) la gran oleada de origen económico, propiamente de haitianos en las tres primeras décadas del siglo XX, constitutiva de una esclavitud de nuevo tipo a partir de las condiciones de explotación a que se sometieron a los braceros cañeros antillanos –en su gran mayoría de haitianos incentivado por las empresas norteamericanas y del patio que buscaron así fuerza de trabajo barata; y, finalmente,
d) los emigrantes haitianos forzosos por razones políticas a raíz de la dictadura de los “Duvalier”, entre 1957 y 1987.
La inmigración haitiana y su descendencia en Cuba han tenido una particular manifestación en su cuantía a través del tiempo en el territorio donde se han asentado –esencialmente en las regiones orientales, en el proceso dialéctico de asimilación-rechazo en el entramado de la sociedad cubana, en el nivel de integración-participación y protagonismos de sus individuos, todo lo cual, a juicio del autor, ha conformado los elementos integrantes del concepto de haitianidad en Cuba.
Su presencia en Cuba no ha sido todo lo pasiva que regularmente se tiende a pensar. Ha tenido, y tiene, un papel activo dentro de la formación de la Identidad de la nación cubana y su ulterior desarrollo. En toda la historia de ambas naciones, más de 700 mil haitianos se han trasladado hacia varios territorios de Cuba, esencialmente en su parte oriental (Tessono, 2009).
 La construcción de una identidad cultural a partir de los indicadores. Componentes esenciales 
La construcción de la Haitianidad en Cuba puede y debe considerarse un proceso ideológico: al establecer su identidad, los haitianos y sus descendientes en Cuba construyen y ejecutan una praxis que, además de abarcar su cultura, reproduce o subvierte los intereses sociales y las relaciones de poder establecidos, en un continuo contacto con otras culturas existentes, en intercambio desigual.
Múltiples y diversos gestos, acciones y entregas del martirologio haitiano, es depositaria la historia cubana desde la época de la colonia, después en los movimientos sociales de la pseudo república, durante la lucha revolucionaria reabierta desde el ataque al cuartel Moncada, continuada por los años transcurridos desde la alborada del Primero de enero de 1959.
Rasgos de identidad del haitiano y sus descendientes contribuyen a la formación misma de lo cubano. Dentro del desarrollo de la nacionalidad cubana la dimensión cultural del elemento haitiano está aún por caracterizarse en su justo alcance y en todos sus aspectos. Elementos objetivos y subjetivos avalan la influencia de la cultura haitiana dentro de la formación de lo cubano. Un acercamiento teórico y metodológico explican los orígenes y el desarrollo de la inmigración de los haitianos hacia Cuba, y caracterizan la existencia de sus elementos en la cultura cubana, mediante los tres rasgos de expresión: lo real, lo ideal y lo público.
El análisis documental a las fuentes primarias bibliográficas brinda la confirmación necesaria con un cierto ordenamiento en este estudio, pues la muestra del primer grupo de documentos sometidos al estudio fueron los referidos a la Historia de Cuba y de Haití y a sus Revoluciones en sí mismas en manos del autor. Le siguen aquellos que abordan el acontecer haitiano en la realidad cubana y los referentes documentales y bibliográficos que los asumen como parte de la práctica social del país.
La creación de un banco de datos, archivo fonográfico, documental y audiovisual es material extremadamente importante y constituye la base y apoyo de las informaciones, las aseveraciones y las conclusiones que se brindan a partir de los centenares de contactos que posee el autor. Un ejemplo de lo anterior es el registro informático de los nombres y apellidos y direcciones y no pocos con sus datos de oficios y otros detalles, de alrededor de 5 000 haitianos y sus descendientes residentes en Cuba.
Han sido utilizadas las relatorías en el país del Primer coloquio “Emilio Bárcenas Pier: el haitiano en Cuba”, celebrado los días 20 y 21 de abril del 2012 y que sesionó en La Habana, y del II Coloquio realizado en Las Tunas, los días 23 y 24 de septiembre del 2013, donde se plantearon ideas, datos, consideraciones, recomendaciones y propuestas para trabajar el tema.
A lo anterior se suma la consulta de textos de Historia de los autores José Luciano Franco y de Juan Pérez la Riva, que aportaron información sobre Haití, y sobre el papel de la Revolución de esclavos victoriosos en 1804.
El pensamiento político de los cubanos Jesús Menéndez, Blas Roca, Armando Hart y los textos de carácter cultural resguardados en las instituciones cubanas de Casa de las Américas, la Casa del Caribe, la Fundación Fernando Ortíz, entre otras, de Nicolás Guillén, Fernando Retamar y Fernando Ortíz, fueron todos de suma relevancia en el contexto nacional con los inmigrantes haitianos.
El ideario de Fidel Castro Ruz también se tomó en cuenta pues en su obra están presentes reflexiones alrededor del papel de los haitianos y su revolución y la impronta de los haitianos en la sociedad cubana. Se tomaron en consideración los valiosos aportes de la Doctora Digna Castañeda, en su magnífico trabajo de investigación y presentación del Caribe y dentro de él el significante papel de los haitianos.
Las contribuciones teóricas de Santiago Nevet y de Jesús Guanche se sumaron al análisis. En la realización de este estudio se plasma el conocimiento adquirido y acumulado durante los años de vinculación del autor con el tema de Haití y el haitiano en Cuba (desde el año 1991 hasta la fecha), presente no sólo en la bibliografía y documentación visual y oral a la que ha tenido acceso sino, sobre todo, en el trabajo de campo realizado con encuestas y entrevistas individuales y colectivas en los encuentros y conglomerados de los haitianos y sus descendientes, en sus residencias o en festividades diversas, oportunidades en las que ha recibido sus testimonios sobre la vida de sus congéneres en Cuba.
La disección de la presencia del concepto haitianidad en la sociedad cubana 
Han existido estudios anteriores y literatura, documentos, informes, estadísticas, multimedia y otros soportes sobre estos ciudadanos. Así, han sido objeto de estudio y tratamiento la llegada, el asentamiento, y la integración a la historia, la economía, la sociedad, la cultura, la religión, la política, la educación, la salud y las costumbres del pueblo cubano, como parte del desarrollo en el archipiélago cubano del haitiano y sus descendientes.
Para acometer la demostración de lo afirmado se organiza el texto en tres acápites argumentales: el primero de carácter teórico metodológico presenta un análisis de las diferentes conceptualizaciones de la categoría fundamental de estudio la identidad a través de los textos de diferentes autores de diversas disciplinas sociales.
En este apartado se expone el sistema de variables e indicadores que se ha elaborado para realizar la investigación y que revelan las aristas en las que se concibe la base humana del concepto Haitianidad en Cuba.
En segundo lugar, abarca la demostración de los distintos orígenes de su inmigración, en especial los de orden económico y la caracterización de los braceros explotados en la producción azucarera y los otros empleos como el de la producción cafetalera.
Incluye un tercer argumento, pues aborda el proceso de construcción de la Haitianidad en Cuba, expone el análisis de los asentamientos haitianos, en particular en las regiones orientales cubanas, los rasgos que caracterizan la formación de su identidad y la expresión a través de los festivales, ceremonias religiosas, declaraciones verbales, actitudes personales y colectivas y otras maneras de caracterización histórica y actual que permiten demostrar la conceptualización y presencia de la Haitianidad en el desarrollo de la cultura cubana. Se incluye en él, lo público, en lo relativo a la asimilación social o no de los haitianos en Cuba en distintas épocas y la situación actual de ese fenómeno.
Se delimitan los procedimientos que deben realizarse para interactuar, operar con el objeto, formarlo, identificarlo, medirlo u otras operaciones netamente prácticas. El Paradigma de la Complejidad se utiliza a partir de sus principios en el abordaje del tema de la dimensión social de la identidad, como se da en Cuba en la formación de la nacionalidad y la inserción, presencia y participación de los haitianos.
El concepto se asume desde una perspectiva holística, desde la epistemología del Sur, cómo en la Identidad del haitiano y sus descendientes en Cuba están marcadas relaciones de complementariedad y contradicciones, de conceptos y categorías desde, por ejemplo, turismo y Haitianidad, la autenticidad en productos turísticos sobre lo haitiano en Cuba, políticas sociales, influencia de la geopolítica de Estados Unidos para el Caribe en la Haitianidad, entre otros. La Categoría Superior Identidad se representa en otras mensurables a partir del concepto Haitianidad en Cuba que se plantean en tres rangos de expresión: en el campo Real o materialmente observable, en el campo Ideal o su representación subjetiva, y en el campo Público o de vinculación y relaciones con el entorno, como sus componentes esenciales.  (Tabla no. 1)
En lo Real se incluye lo concerniente al ser social (su existencia, a los autóctonos llegados y a sus descendientes nacidos aquí, residentes todos en el país). Los censos y otras expresiones de los datos demográficos haitianos en el país, constituyen la fuente y demostración de tal existencia. Sigue en el término de lo Real su estancia (asentamientos agrupados o dispersos y el movimiento por el territorio.
La primera de las variables de lo materializable del concepto Haitianidad en Cuba, el Ser Haitiano, no sólo es el lugar de nacimiento de los entes de que se trata y, que, por demás, obligatoriamente tiene que ser Haití para los autóctonos, sino además en Cuba es el que sea hija/hijo de algunos de los padres siendo haitiano. Dolorosamente en los haitianos residentes actuales en Cuba se da la pérdida de su nombre original, a lo largo de la historia sus ancestros y de la propia, a saber:
1. Desde sus ancestros primerísimos, recibió un nombre al nacer en África.
2. Se les cambió ese nombre, por primera vez, cuando fueron capturados y esclavizados, asumiendo el nuevo dado por sus captores donde quiera que fue llevado (lugares de Europa, América, Caribe, etc.).
3. Los que vinieron a Cuba en las primeras décadas del siglo XX como macheteros sufrieron un segundo cambio de nombre por voluntad de los contratistas, amos de centrales azucareros, etc. que no les entendían a derechas su nombre en creole o francés.
La Inmigración es un importante indicador en primer lugar por el hecho mismo de su traslado a Cuba. Un segundo y muy destacado indicador lo es el Asentamiento (lugar de residencia o estancia). El tercero que compone la dimensión Real del Concepto, y su más extenso aspecto expresa la interacción del ser con el entorno, la influencia que ejerce y recibe, y la particularidad de su identidad como tal en los lugares: Historia, Integración, Sociedad, Familia, Conducta, Costumbres, Hábitos, Cultura, Idioma. Economía, Culinaria, Artesanía, Tradiciones, Solidaridad, Internacionalismo.
Lo Ideal se refiere al pensar (pensamiento social del haitiano y sus descendientes), muestra de ello son el refranero y los aforismos haitianos, las creencias (las religiones, en especial, el vodou haitiano en Cuba), los saberes (el conocimiento propio del haitiano en diversas esferas sobre todo lo concerniente a la medicina verde, a los remedios y curas haitianas) y el sentimiento del querer ser, tener o hacer (los proyectos) de los ciudadanos comprendidos en el concepto de Haitianidad en Cuba.
Está compuesta por las variables e indicadores siguientes:
Pensar (pensamiento sobre él o ella, idiosincrasia)
Creer (religión) Saber (medicina verde, remedios, curaciones)
Querer(acciones anheladas, aspiraciones)
Proyectos (para lo que desea ser, hacer, tener, etc.)  
El campo Público se concibe como lo relacionado a la percepción, asimilación o rechazo, y la imagen elaborada sobre los componentes de esta etnia por el resto de la sociedad en el intercambio cultural actuante (la transcripción de su historia o manifestar su personalidad; la transmisión de sus actos o representación pública de su imagen, aparición o no en los medios masivos y darse a conocer en la literatura; y el nivel de aceptación en la sociedad o la aplicación de la justicia, defensa de sus derechos, cumplimiento de sus deberes, exclusión social, discriminación). Se lleva así a un plano que posibilita la observación y la medición en la práctica, en otras variables más específicas que se denominan dimensiones, que a su vez son evaluables mediante otras denominadas indicadores, las cuales pueden ser directamente medidas y observadas. Formación de una haitianidad en Cuba
Hay la convicción en este autor de que el planteamiento inicial deberá convertirse en un futuro no muy lejano en una investigación a fondo y argumentación más exhaustiva sobre el concepto de Haitianidad. Se trata de la inserción de emigrantes dentro del proceso de formación y ulterior desarrollo de lo cubano, a lo largo del proceso de nacimiento de esta nación, que los historiadores no han llegado al término de la profundidad necesaria.  
La nación cubana
La ruina económica de Haití, provocada por la guerra de liberación de los esclavos iniciada en 1791 y la declaración de independencia en el 1804 es utilizada en su provecho por los hacendados criollos. Todo lo anterior va dando pie a la formación en los finales del siglo XVIII de los llamados criollos, distinto de los peninsulares, y que con el tiempo se transformará en el cubano. El fenómeno que clarifica la aparición de la nacionalidad cubana fue la guerra de independencia iniciada en 1868, que fusiona en un mismo frente a los diversos elementos étnicos y sociales (terratenientes, esclavos liberados y otros), acrecienta las contradicciones económicas de las distintas regiones del país (el occidente criollo y peninsular, capitalista, se desarrolla aún más, en tanto que la porción del centro inmerso en la batalla y el oriente en su conjunto, crece el empobrecimiento con la ruina de hacendados, y situación de los sitieros, pequeños agricultores y demás desposeídos).Sus diez años de contienda y ulteriores etapas de relativa paz, de declaración oficial de abolición de la esclavitud en 1886, con la creación de una gran masa proletaria y culminación del proceso de formación capitalista en Cuba, y del inicio en 1895 de la gran guerra de independencia, consolidan los reales elementos históricos, económicos, sociales, culturales y de toda naturaleza de la nacionalidad cubana (Santos, 1983).

Los datos estadísticos fueron procesados para la creación de tablas y cuadros, con el apoyo del Análisis de documentos, libros, folletos y otros escritos, y completado con el Trabajo de campo (encuesta, entrevistas (individual, colectiva), Testimonios (orales, escritos), y elementos gráficos. Ello permitió confeccionar, como valor agregado, una tabla expositiva del monto de la inmigración haitiana en Cuba en el siglo XX, desde 1912 hasta 1933, con los elementos dados en cinco fuentes distintas.(Anexo no. 1, Diversas versiones sobre el monto de la inmigración haitiana en Cuba).  
El origen económico de la inmigración antillana
La industria azucarera cubana, desarrollada en el siglo XIX con la introducción de la máquina de vapor y generalizada en la tercera década de esa centuria, tuvo el sostén de la temprana construcción de vías férreas a partir de 1837 y la introducción de varios métodos de avanzada en la producción de azúcar y cultivo de la caña. El más grande arribo de haitianos lo ocasionó la inversión en la industria azucarera cubana por las compañías norteamericanas, en las primeras décadas del siglo XX, y que generaron el crecimiento de la demanda de mano de obra barata Sólo en el transcurso de una generación, entre 1912 y 1931, más de un cuarto de millón de haitianos transitaron de una isla a la otra en un trasiego de esclavos de nuevo tipo (Pérez de la Riva, Juan, Cuba y la migración antillana, 1900-1931, en La República neocolonial, Editorial de Ciencias Sociales, Ciudad de La Habana, 1979, Tomo I, pág. 25-27).
En general los movía la idea de hacer algo de dinero y regresar a su país. Se trasladaban con pocas pertenencias, con las ropas agrupadas en bultos confeccionados con sacos de yutes y otros materiales y por lo común con los zapatos raídos (Laffita, 2008)PONER LA REFERNCIA EN LA BIBLIOGRAFÍA (Chailloux Lafita, Graciela, coordinadora y redactora, De dónde son los cubanos, Editora Ciencias Sociales, La habana, 2005, pág. 5-51)
 Últimos censos sobre el haitiano en Cuba 
La presencia de los haitianos residentes en Cuba no fue explicitada en los Censos que se realizaron hasta que en el del 2002, a solicitud expresa del autor, la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) le facilitó esos datos especialmente. Se posee por esa vía, asimismo, la información sobre en qué municipio específico residían cada uno de esos haitianos, de los cuales han fallecido algunos en el tiempo que media desde el Censo del 2012 hasta ahora. (Cuadro No. 1 de los Censos del 2002 y el 2012)
Sin embargo, sobre los descendientes de haitianos no existe un censo exacto, pues no se incluyen como tema del proceso de indagación por la entidad encargada del proceso. Varias aseveraciones apuntan a afirmar –sin una confirmación objetiva- en un millón de habitantes los descendientes que residen en Cuba. Este autor se pronuncia por presentar el siguiente cálculo:
Considerar como descendientes de haitianos una parte (entre un mínimo y un máximo) del número de negros y mulatos y mestizos existentes en los datos oficiales de la ONEI de los que residían en Cuba en el 2012, es decir, 4 006 926 habitantes (1 034 044 negros y 2 972 882 mulatos y mestizos).
Un mínimo, o sea, una sexta parte, resultarían 667 821 descendientes de haitianos, y el más elevado con la misma referencia si fuera una cuarta parte ellos que alcanzarían a unos 1 001 732 descendientes. Redondeando esta apreciación se apoya finalmente un rango entre 649 000 y 974 000 descendientes de haitianos residiendo en Cuba, un margen de error de 2,9%.
En los actuales momentos la presencia haitiana en Cuba se encuentra compuesta por: a. autóctonos, b. descendientes, c. estudiantes haitianos, y, d. diplomáticos Un número considerables de los haitianos autóctonos residentes en Cuba gozan del alto privilegio de contar una avanzada edad y poseer evidente salud. La calidad de vida de estos haitianos permite apreciar su confort, estado de salud y demás condiciones en su cotidiano accionar, lo que les señala como uno de los ejemplos en Cuba de la atención a las personas de la Tercera Edad, cualquiera que sea su fortuna, procedencia étnica o color de su piel. Entre los haitianos de avanzada edad estuvieron los nonagenarios, aquellos cuyo nacimiento se originó entre 1917 y 1926 (Gómez Navia, Raimundo Guillermo, Lo haitiano en lo cubano, en De dónde son los cubanos, Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 2005, pág. 27.)
Hábitos, costumbres, modos de ser haitianos
Esta propuesta de conceptualización, se basa y toma muy en cuenta, los centenares de contactos hogareños, en festivales, ceremonias y otros momentos de intercambio haitianos, en los que se ha mostrados el ser, pensar y actuar de estos hombres y mujeres, que los distingue y hace propio el nominativo haitiano. En esos y en otros momentos sus mujeres trasladan las formas de sus peinados y manera de utilización del pañuelo amarrado en su cabeza.
Cada primero de enero, Día de la Independencia, los vecinos de las comunidades haitianas sirven una sopa de calabaza, plato consumido frecuentemente en la época después del triunfo de la revolución de 1804 –antes les era prohibido a los esclavos comerla y, el hacerlo ahora le daba el significado de liberación, de independencia. Han dedicado la noche anterior a su elaboración con calabaza, huesos, carnes y viandas, y en la mañana unos a otros se visitan con ropas recién estrenadas, se brindan de sus respectivas sopas, y celebran este día.
En la celebración de la Semana Santa, cada casa de haitiano confecciona diversos dulces, entre ellos los elaborados con frijoles caballero, y los comparte con sus vecinos. La enjundiosa información obtenida durante todos los años de lectura y vivencias personales reafirman el criterio cierto de que el haitiano insertó en lo profundo de la realidad cubana diversas costumbres suyas. 
 La religión. El vodou en los haitianos
El término vodou es del lenguaje de los Fon de Benín, en el occidente de África, y tiene como significado el de espíritu.
La sobrevivencia de mitos, ritos, ritmos, dioses, tradiciones y representaciones religiosas de los negros esclavos africanos, traídos hacia Haití, fue influida y mezclada con la religión de sus opresores europeos: el cristianismo. Los espíritus ancestrales (loas) representantes de los distintos aspectos de la vida, de la naturaleza, de las emociones y de las actividades humanas, actúan como intermediarios entre los hombres y los dioses.
El contacto periódico y las observaciones de campo con hounganes, mambo y otros creyentes permiten aseverar la permanencia y arraigo en el país de esta variante como producto de mestizaje cultural.  
Su lengua: el creole
El nacimiento de lo que se conoce hoy día bajo el término de una lengua, es decir, de los sistemas de símbolos, signos, dibujos y sonidos para expresar los pensamientos, es definido en primer lugar y creado por un pueblo, y que pertenece en su desarrollo a quienes la hacen vivir y la hablan.
El creole haitiano, en particular, se constituyó desde las plantaciones coloniales, para salvaguardar la memoria colectiva, la herencia acumulada de generaciones de cautivos africanos convertidos en esclavos en las Américas, en general, y en el Caribe, en particular, y como telón de fondo, el drama del entorno y del proceso fundacional de la sociedad haitiana.
Los inmigrantes haitianos llegaron a Cuba hablando en su lengua creole haitiano, que se había estructurado como algo nuevo luego de la interacción de varios elementos lingüísticos.
El creole se convirtió en la segunda lengua más hablada en Cuba, debido al alto número de inmigrantes haitianos y sus descendientes en el país. Cada vez más los cubanos fueron accediendo a este lenguaje para su intercomunicación con los haitianos, y llegaban a hablarlo, entenderlo con dificultad o a estar de alguna manera familiarizados con algunos vocablos. (Gómez Navia, Raimundo Guillermo, Lo haitiano en lo cubano, en De dónde son los cubanos, Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 2005, pág. 28.)
Varios hechos reflejan hoy día la permanencia de este lenguaje en Cuba: el único grupo coral en creole conocido hasta el momento en Cuba y en el área del Caribe, incluido el propio Haití, se denomina Desandann, surgido en Camagüey, en el 1994; la emisora Radio Habana Cuba, tiene varias horas diarias de transmisiones internacionales en creole; el país celebra desde el 1996 cada 28 de octubre el Día Internacional del Creole, declarado como tal desde el 1979 en las Islas Seychelles; en octubre del 2017 se realizó en la ciudad de Morón, Ciego de Ávila, el Primer Evento Teórico “Día Internacional del Idioma Creole” de este territorio; en agosto de 1997 se creó el Banzil Kreyól Kiba, un grupo cultural que se dedicaría al estudio, conservación y difusión de la lengua creole; el 25 de enero del 2018, con la presentación oficial de la “Cátedra Honorífica Los Haitianos en Cuba”, en la Universidad de Ciego de Ávila Máximo Gómez (ÚNICA), la enseñanza del creole ascendió un peldaño en la labor por su implantación regular, pues de ahora en lo adelante la referida Cátedra asume la gestión correspondiente en esa provincia. Protagonismo haitiano en Cuba
 Los haitianos y sus descendientes objetos y sujetos de la Haitianidad en Cuba, son protagonistas en la historia y la cultura de la nación cubana, y al igual que el resto del pueblo, están librando las batallas actuales de la isla por la defensa y el triunfo definitivo de la justicia y de la razón.
Numerosos hijos de aquel país y sus descendientes ofrendaron sus vidas en las gestas libertarias cubanas o alcanzaron lugares cimeros en la Guerra de Independencia, así como en los posteriores años de lucha contra regímenes dictatoriales.
Los haitianos y sus descendientes lucharon junto con la clase obrera cubana y demás componentes sociales en contra de la explotación de los patrones y, en particular contra la dictadura de Fulgencio Batista. Emilio Bárcena Pier, descendiente de haitiano, se incorporó a la lucha guerrillera contra la tiranía de Batista y, junto con el Ejército Rebelde creado por la vanguardia que asaltó al cuartel Moncada, luchó bravamente. El perteneció a las tropas del comandante Raúl Castro Ruz, hasta caer heroicamente en combate. (Trabajadores Civiles de la Defensa, Sindicato Nacional de, Emilio Bárcenas Pier, Editorial Verde Olivo, 2008)
Sangre de los descendientes se derramó también, junto con el resto de la cubana, en las acciones internacionalistas en África y en otras regiones, en aras de la libertad de aquellos pueblos. Las filas de los 130 combatientes cubanos del Che en el Congo, en el año 1965, contaron con un haitiano (Adrien Sansaricq) y no pocos descendientes de esta etnia participaron en aquellos hechos, o brindando el apoyo a la educación, a la salud, a las construcciones, al desarrollo económico de naciones hermanas del llamado Tercer Mundo.
La investigación acometida brinda la oportunidad de visualizar en su justo perfil lo que ha significado la Haitianidad en Cuba para la economía nacional. Más arriba se detalló el componente económico como factor movilizador de los más de 700 000 haitianos que inmigraron en Cuba a cortar caña y a trabajar como semi esclavos, como mano de obra barata en las colonias cañeras.
Al hurgar en los documentos a los que se ha tenido acceso en todos estos años se ha comprobado que la comunidad haitiana en Cuba se desempeña en la sociedad, en las distintas regiones del archipiélago por propiciar una elevación y adecuada imagen de su presencia, en la historia, en la cultura, en la economía y en las distintas esferas del desempeño y formación de lo cubano. Así ha sido en los últimos años en que sus actividades han tenido esa intencionalidad, llevados de la mano por un grupo de activistas entre sus filas.
En los años de 1950 tuvo existencia en La Habana de estas actividades de los haitianos refugiados y que se mantuvo hasta los primeros años del triunfo de la Revolución cubana. Luego tendría un languidecer vinculado a la misma situación de la lucha allá por cambiar el entorno del país.
La dimensión cultural del elemento haitiano dentro del desarrollo de la nacionalidad cubana está aún por caracterizar en su justo alcance y en todos sus aspectos. Entendida como modo de ser y de hacer y no solo la acumulación y manifestación de conocimientos estéticos y artísticos, la cultura haitiana ha tenido un rol en el proceso de transculturación que de diversa naturaleza se ha originado en Cuba. Es parte integrante de ese gran “ajiaco” cultural y formador del pueblo cubano.
El aporte del haitiano a la integral formación cultural cubana se manifiesta con mayor fuerza desde la llegada e inserción en la vida de la colonia española del siglo XVIII de los fugitivos franco-haitianos con sus dotaciones de esclavos, en la etapa de la Revolución de Haití, y pasa por los restantes componentes de la inmigración desde aquella región durante los siglos siguientes. 
 Conclusiones
La presencia de la cultura, idiosincrasia e influencia del haitiano está en la realidad cubana, en especial en su zona oriental y, en menor proporción en occidente, y se mantiene no sólo por el centenar y medio de autóctonos residentes, sino, sobre todo, por los casi un millón de sus descendientes que en el país le dan vida al concepto de la Haitianidad en Cuba.
Este concepto alcanza una materialización no sólo humana sino territorial, cultural, religiosa y de psicología social como lo demuestran los resultados del estudio aplicado sobre el particular.
Las perspectivas del sostenimiento o no de este concepto descansan en las acciones que tanto los haitianos autóctonos y, sobre todo, sus descendientes, realizan en aras de rescatar, mantener y desarrollar los elementos objetivos y subjetivos de su identidad étnica, y que se concentran, entre otras, en los Coloquios Emilio Bárcenas Pier, Festivales culturales Eva Gaspar In Memoriam, en el municipio Primero de Enero, en Ciego de Ávila, del Bwa Kayman, en Urbano Noris, Holguín, Banzil Kiba Kreyol, en La Habana, Gagá de Barrancas, en Palma Soriano, Santiago de Cuba, Festival haitiano en Cueto, Holguín, las Tardes Haitianas que se realizan cotidianamente en la Casa de la Diversidad Cultural de Camagüey, y en varias provincias, participaciones de los grupos folklóricos portadores y de otros que recrean la cultura haitiana en el Festival del Fuego, de la Casa del Caribe, en Santiago de Cuba, entre otros intercambios culturales.
Asimismo, en la propuesta del Coloquio Internacional sobre el haitiano en Cuba en el 2012, que ha recibido y recibe con regularidad mayor la atención en diversas partes del país, de que el 24 de septiembre, día de nacimiento del héroe Emilio Bárcenas Pier, se celebre como el Día del Haitiano en Cuba, en homenaje a él y a los miles de autóctonos llegados desde aquel país.
La convocatoria, desde mayo del 2015, a una Jornada Permanente Nacional de Alfabetización en Creole, proyecta una intensificación para la enseñanza de este idioma a los que no lo conocen, enseñar a leerlo y escribirlo a los que sólo saben hablarlo, y perfeccionar su pronunciamiento, lectura y escritura a los que así lo requieran. Consecuentemente, la creación oficial desde el primero de marzo del 2017, mediante Resolución Rectoral, y su presentación pública el 25 de enero del 2018, de la primera y única Cátedra Honorífica sobre los Haitianos en Cuba, en la Universidad de Ciego de Ávila Máximo Gómez, enfocará los esfuerzos sobre los estudios, investigaciones y diseminación académica de la historia de Haití y, sobre todo, de lo que empíricamente se ha conocido hasta ahora de la llegada, asentamiento, presencia y participación en la historia y la formación de la nacionalidad y la cultura cubana del haitiano y sus descendientes.
Por último, la propuesta de constitución de la Institución Religiosa del Vodou Cubano, para lo cual se entregó una solicitud de reconocimiento, el 10 de mayo del 2016, al Registro de Asociaciones del Ministerio de Justicia en La Habana.  
Bibliografía
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